"Soy miembro de Equo, un partido que tiene entre
sus luchas la ecología y el feminismo, lucha en la que tratamos de construir un
modelo diferente de práctica política, económica, social, de relación con el
medio ambiente. Para Equo el cambio que necesita la sociedad pasa por que la
ciudadanía se haga consciente de su responsabilidad y su poder en las calles y
en las instituciones.
Me gustaría tratar el cambio
climático y sus consecuencias para las personas al tratar de las personas
refugiadas de Siria y otros países africanos.
Sorprende escuchar a los
gobernantes del PP pronunciar compromisos de acogida de personas refugiadas
sirias. Escuchar de su boca palabras como justicia, solidaridad, valores,
humanidad.
Y es que más cerca de lo que
estamos acostumbradas, de la ideología del PP, son declaraciones como la de que
muchas de las personas que están entrando en Europa son yihadistas.
Están demasiado cerca las escenas
en que el Mediterráneo acaba con la vida de personas que tratan de llegar a las
costas españolas huyendo del hambre y la falta de esperanza en el futuro. Demasiado
cerca las declaraciones y los hechos y reformas legales que convierten a las
personas migrantes en delincuentes. Las concertinas, la retirada de la tarjeta
sanitaria, los disparos de pelotas de goma que condenan a las personas a morir
ahogadas.
Y nos encontramos con un nuevo
flujo de personas que huyen, fundamentalmente de Siria, tratando de llegar a
Europa.
Si me lo permitís, quisiera
leeros una referencia de ACNUR (Agencia de las NNUU para los Refugiados),
acerca de la especial problemática que afecta a las refugiadas.
"Las mujeres refugiadas
son vulnerables a todo tipo de violencia en cada etapa de su huida. La
desintegración de la familia incrementa su vulnerabilidad ante la violencia, la
intimidación y los abusos sexuales. Las mujeres refugiadas pueden ser las
únicas responsables de la supervivencia de sus hijos. Mientras huyen solas de
las zonas de conflicto corren el riesgo de ser violadas o maltratadas por soldados
o guerrilleros. Con mucha frecuencia el género, el desplazamiento y otros
factores combinados aumentan la discriminación en contra de las mujeres y las
niñas."
Ante esta situación es inadmisible
que estados europeos pongan barreras burocráticas y levanten muros para
soslayar sus responsabilidades políticas y humanitarias.
El corazón se encoge ante las
imágenes de inocentes muertos en la arena, ante los dramas de familias, de
niñas y niños, sin que se expliquen, como siempre ocurre, las causas de todo.
Los problemas de acceso a
recursos esenciales para la vida, como el agua o los alimentos, junto con
problemas políticos, sociales y productivos, son la causa de fondo de muchos
conflictos armados en la actualidad. Desde 2006 en Siria se vive una de las
peores sequías y carencias de grano de su historia. En el noreste del país
cerca del 75% de la población ha sufrido carencia de grano y los ganaderos han
perdido el 85% del ganado, lo que ha afectado a 1 millón 300.000 personas. Cerca de 800.000 sirias han perdido
totalmente sus medios de vida por la sequía.
Los países desarrollados económicamente
son responsables de la inmensa mayoría de los gases de efecto invernadero que
causan el cambio climático. Quemamos petróleo, gas y carbón en centrales térmicas
para producción de electricidad, en motores de coches, en calderas para
calefacción. La contaminación y el clima no entienden de fronteras y las
consecuencias de lo que hacen los países ricos se sufren muy especialmente en
países donde es mayor la vulnerabilidad de la población ante sequías y otros eventos climáticos extremos.
La situación en el norte de
África y Oriente medio no va a hacer sino empeorar. Es por ello que la
ciudadanía y los gobiernos de los países desarrollados económicamente tenemos
el deber de movilizarnos para lograr objetivos de reducción de los gases de efecto
invernadero que eviten llegar a un punto de no retorno del cambio climático.
Es necesario luchar también
contra las mafias que tratan con las personas que huyen, aprovechándose de su
horror, a cambio de grandes cantidades de dinero. Y no debemos tampoco olvidar
a las personas que no han podido escapar aún de Siria.
Los países de destino deben ser
espacios de paz y acogida para personas que huyen.
La ciudadanía tiene el deber de
marcar el camino a los gobernantes, ante la falta de justicia, de solidaridad,
de valores, ante la hipocresía tenemos la responsabilidad de recordarles a los
gobiernos que la democracia es el gobierno del pueblo y la sociedad es
acogedora, solidaria y empatiza con los
que huyen de la miseria, el hambre, la guerra y la muerte. Debemos ocupar el
espacio institucional y ocupar las calles y gritar hasta que nos escuchen que
necesitamos otro mundo, y que es posible, y urgente.
Paris va a acoger y presidir la
vigésimo primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático de 2015, también llamada «París 2015» del 30
de noviembre al 11 de diciembre. Se trata de una fecha crucial, ya que debe
desembocar en un nuevo acuerdo internacional sobre el clima aplicable a todos
los países, con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de
los 2ºC. Aunque las evidencias científicas exigen un compromiso mucho más
exigente.
Si los gobiernos allí presentes
no responden más que a los intereses de las petroleras, trasnacionales y otros
grandes intereses, deberemos hacer oír nuestra voz, una única voz, la de la
gente normal, que quiere vivir en paz. Una paz entre las personas y con el
planeta, en un equilibrio fundamental. Ya existen alternativas tranquilas, de
cambio progresivo hacia un modelo más respetuoso con las personas y con el
planeta. Cooperativas de consumo eléctrico, banca ética, agricultura ecológica
y de proximidad, uso de la bicicleta como medio de transporte cotidiano, Comercio Justo y otras muchos proyectos que
son ya realidad permiten construir otro mundo, adelantándonos a lo que es la
única alternativa, pese a quien pese, especialmente a los grandes intereses,
lobbys, multinacionales y usuarios de las puertas giratorias.
También es urgente poner los
medios necesarios para paliar la desigualdad social en la que vivimos y para
paliar las necesidades de las personas refugiadas, lo que es responsabilidad de
las instituciones, pero también de cada una de nosotras.
Si no se ponen los medios
necesarios para que todas las personas, incluidas las que huyen del conflicto,
tengan asegurada una vida digna, empezarán a surgir con fuerza discursos
xenófobos y racistas de la peligrosísima ultraderecha.
Sólo hay un medio para evitarlo: construir
la convivencia para evitar que el discurso del miedo a la persona desconocida,
con raíces y cultura diferentes vaya levantando un muro que divida a la
sociedad, abonando el camino a movimientos y opciones políticas
ultraderechistas, que pueden elaborar un relato de mentiras y culpabilidades
que no lo son. No permitamos que nos
manipulen, debemos conocer las causas profundas de las situaciones.
Información, conciencia crítica y solidaridad activa harán que el flujo de
personas sirias no se convierta en un problema, sino en una oportunidad de
crecer como Estado democrático y solidario".
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